La alternativa de utilizar Classmate hace surgir el debate por el sistema operativo y las aplicaciones: ¿Es bueno utilizar aplicaciones desconocidas en el mercado, como las que propone OLPC? ¿No es mejor el modelo de Classmate, que propone utilizar herramientas más usadas en el mercado hoy - como Windows y Office?
En primer lugar, vale la pena aclarar que tanto OLPC como Classmate pueden correr Windows y Linux - en ambos casos se han hecho pruebas exitosamente. De hecho, OLPC incorpora un slot de SD-cards a pedido expreso de Microsoft. Sin embargo, parece claro que OLPC está pensado para correr su propia versión de Fedora con entorno gráfico Sugar, mientras que Classmate está asociada a su versión reducida de Windows. Esto se debe al modelo educativo planteado en cada caso y seguramente también a los modelos de comercialización que cada uno maneja, los intereses en juego, etc.. Personalmente el negocio que está haciendo cada uno de estos gigantes (el MIT, Red Hat, Google, Intel, Microsoft...) me interesa únicamente como curiosidad y para entender el fenómeno, pero me tiene sin cuidado quién se lleve la mayor tajada. Sí me importa analizar en qué nos impacta a nosotros.
Classmate propone un modelo parecido al que la mayoría de nosotros usamos en nuestros PCs: Tener un paquete completo de oficina, usar outlook para el mail y msn para chatear. Por su parte OLPC se acerca más al modelo de aplicaciones impulsado por Google: Las aplicaciones ofimáticas son mínimas y se deben complementar con aplicaciones web, usar gmail para el correo y el chat puede ser por una aplicación liviana o por google talk u otro servicio web similar.
Un argumento que he visto en la web y en la prensa es que OLPC es peor porque no permite utilizar "las herramientas que se utilizan en la vida real" y que ésto les traerá problemas a estas generaciones de niños cuando tengan que salir al mercado laboral. Lo primero que me pregunto es: ¿Cómo serán el software en ese momento, digamos en 10 años...? Es difícil de prever, sobre todo pensando que hace 10 años la web gráfica recién nacía, Microsoft empezaba a darse cuenta del potencial de Internet disponiéndose a competir con Netscape y Google todavía era un proyecto universitario. ¿Le estamos enseñando las herramientas que necesitarán a nuestros niños dándoles Office? Ese argumento solo parece defender los intereses de Microsoft. Obviamente, la competencia también tiene sus razones comerciales, pero eso es problema de ellos, nosotros debemos centrar nuestras decisiones en los objetivos estratégicos que nos llevaron a crear el proyecto Ceibal, como la reducción de la brecha digital, la educación y la inclusión social.
Un punto que impactará más en nosotros es el enfoque que dan a la construcción del software - y también el hardware - en cada caso. Classmate tiene un enfoque propietario: Las aplicaciones tienen su código cerrado, las modificaciones las realizan las empresas, financiándose a partir de la venta de licencias y servicios. OLPC por su parte tiene su principal fuerza de desarrollo en el MIT y ha seleccionado un grupo reducido de empresas que colaboran con el proyecto, a las que se suma la comunidad mundial de desarrolladores de software abierto. Este enfoque ayuda a la mejora constante de las aplicaciones - trascendiendo el interés económico que éstas tengan - y a que no se disparen los costos de tener buen software educativo en la computadora.
¿Esto quiere decir que no van a haber negocios y dinero detrás de OLPC? Esa pregunta puede dar para una mayor discusión, pero mirando quiénes vienen inviertiendo en el proyecto, parece claro que no. Tanto Red Hat, Google o News Corp. parecen tener claro que van a obtener beneficios del proyecto, que no estarán ligados a la venta de licencias sino a otros modelos de negocio que ellos saben manejar. Ahora nos toca a los uruguayos tener la inteligencia de saber hacer nuestro negocio también.